El
orgullo es un sustantivo masculino con origen en el término catalán orgull,
que a su vez viene del término francés orgueil, y es la
característica de alguien que tiene un concepto exagerado de sí mismo pudiéndolo llevar a la soberbia, un sentimiento
de valoración de uno mismo por encima de los demás.
Altivez, arrogancia, brío, pundonor, soberbia, vanidad y dignidad son
algunos sinónimos de orgullo.
La palabra orgullo puede tener una connotación
positiva o negativa en
función del contexto y del sentimiento que representa. Es un término despectivo
cuando se refiere a un sentimiento excesivo de satisfacción que una persona
tiene de sí mismo, de acuerdo con sus características, cualidades y acciones.
Una persona orgullosa muestra soberbia, altivez, vanidad, arrogancia, e incluso
puede mostrar un desprecio hacia otras personas. En este caso, el antónimo del
orgullo es la humildad.
Las manifestaciones del orgullo son típicas como la rebeldía,
el autoritarismo, la envidia, la crítica, el malhumor, el enfado, etc.
Cuando
el orgullo se refiere a la dignidad de una persona,
o a la estima apropiada de sí mismo, o al sentimiento positivo hacia otra
persona, el orgullo es un sentimiento positivo.
Cuando alguien experimenta algún tipo de fracaso o es humillado, es normal
decir que el orgullo de esta persona está
herido.
El
orgullo también puede entenderse como la autoafirmación y reivindicación de lo
que uno es y del grupo o colectivo al que se pertenece. En este sentido, se
puede hablar de orgullo nacional, orgullo
racial y orgullo LGBT (de lesbianas, gays, bisexuales y
transexuales).
En el arte, entre las varias
representaciones artísticas con que se ha identificado el orgullo se encuentran
el león, el caballo, el pavo real, el murciélago, el color violeta y el espejo.