El primer paso que vamos a dar para conocer el significado de
la palabra engaño es proceder a descubrir su origen etimológico. Al hacerlo nos
encontraremos con el hecho de que emana del latín, y más exactamente del verbo ingannare, que es equivalente a “enredar a alguien o burlarse de él”.
El engaño es la acción y efecto de engañar (inducir a alguien a tener por cierto aquello que no lo es,
dar a la mentira apariencia de verdad, producir ilusión).
Un engaño, por lo tanto, supone una falta de verdad en lo que se dice, hace o piensa. Es posible
vincularlo con la mentira,
las trampas o las artimañas. Algunos engaños intentan proteger al engañado (para evitar
que tome contacto con una realidad dolorosa) o aportarle diversión (como una
broma o un truco de magia).
Los niños suelen ser engañados por los adultos para el desarrollo de juegos o para mantener una fantasía. Un típico engaño es difundir la existencia de Papa Noel como el responsable de los regalos de Navidad. Los padres suelen engañar a sus hijos y afirman que Papa Noel ingresa a los hogares para dejar los obsequios.
Cuando un
engaño tiene como fin obtener un rédito económico, se habla de estafa. Este es un delito contra el patrimonio o la propiedad: el
estafador engaña a la víctima y le hace entregar un bien patrimonial haciéndole
creer la existencia de algo inexistente. Un ejemplo de estafa tiene lugar
cuando una persona solicita un anticipo de dinero como primer paso para la
adquisición de un automóvil. El estafador afirma que, con ese primer pago, se
puede iniciar el trámite y comprar el coche. Sin embargo, el vehículo nunca
será entregado y el estafador se queda con dicho dinero.